150º aniversario del nacimiento de Naftalí Herz Imber, autor del Hatikva
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Este 22 de diciembre pasado se cumplió el 150º aniversario del nacimiento, en 1856, en Galitzia, de Naftalí Herz Imber, autor del himno sionista por antonomasia, Hatikva. Imber falleció en Nueva York, en Simjat Torá, hace noventa y siete años, el viernes 8 de octubre de 1909 y fue enterrado en el cementerio Mount Zion en Maspeth, Long Island, Nueva York. Diez mil personas acudieron a su inhumación, rindiéndole honores y escoltando a su féretro desde la sede de la Educational Alliance, en East Broadway.
Imber escribió su inmortal poema sionista Tikvatenu (“Nuestra Esperanzaâ€) probablemente en Iassy, Rumania, en 1878. Samuel Cohen compuso su primera versión musical, inspirándose en una canción folclórica rumana. Todo el que canta Hatikva desde el fondo de su alma es un hijo espiritual de Naftali Herz Imber.
Su himno inspiró profundamente a los sionistas. En el Quinto y el Sexto Congreso Sionista (Basilea, 1901 y 1903) se cantó el Tikvatenu. En el Séptimo Congreso (Basilea, 1905), ya con el nombre de Hatikva, fue coreado por todos los participantes. El Décimo Octavo Congreso Sionista (Praga, 1933) efectuó su proclamación formal como himno oficial del Movimiento Sionista.
Hatikva fue cantado al inaugurarse en Tel Aviv, el 14 de mayo de 1948, la ceremonia de proclamación de la Independencia del Estado de Israel, y es considerado el himno nacional del Estado Judío.
Himno Nacional Israelí, Hatikva – La Esperanza
Kol od balevav pnima
Nefesh Iehudi omia
Ulfaatei mizraj kadima
Ain letzion tzofia
Od lo avda tikvatenu
Hatikva bat shnot alpaim
Lihiot am jofshi beartzeinu
Eretz Tzion virushalaim
Todo se encuentra aun en el corazón
El alma Judía anhela
Y en dirección al oriente
Nuestros ojos a Sión observan
Aun no esta perdida nuestra esperanza
La esperanza que tiene dos mil años
Ser un pueblo libre en nuestra tierra
La tierra de Sión y de Jerusalem
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Si hay algún pueblo en la tierra que tiene esperanza de nunca dejar de ser nación, es el pueblo de Israel.
Al igual que un día Naftalí Herz Imber oyó y creyó, oigamos y creamos ahora como el Creador de todo lo que se ve y lo que no se ve, lo confirma a través de los siglos:
” He aquí que vienen días, dice Jehová, en los que haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fuí yo un marido para ellos, dice Jehová.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después
de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su corazón, y yo seré a ellos por Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: vá, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Así ha dicho Jehová, que dá el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre:
Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.
Así ha dicho Jehová: Si los cielos de arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová. ” Jeremías 32:31-37
Ebdel, amigo, hermano: tus palabras me reconfortan. Si existe, si ha existido Israel, es por un acto de pura misericordia del Creador, que quiso llamar a un hombre de entre la decadencia y depravación (moral y religiosa) del mundo antiguo (Abraham) y le hizo promesas incondicionales: descendencia y posesión de la tierra del cananeo. No debe extrañarnos que el mundo, que despachó a Yehosua el Mesías, odie a Israel. En el pasado hubo enemigos feroces (Amán, p.ej) y los hay y habrá en los últimos días. Pero la esperanza de Israel no está en Estados Unidos ni en niguna otra nación. Israel permanecerá mientras existan el día y la noche, pero no por su fuerza militar sino porque Dios mismo vela sobre Israel. Recuerda al profeta Amós: “Y donde se les dijo Lo Ami se les dirá Ami” (pueblo mío).
Bendición y paz sobre el pueblo elegido.